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La montaña rusa emocional del opositor

    La montaña rusa emocional del opositor

    Ser opositor no es solo un desafío profesional es también una montaña rusa emocional que nos pone a prueba. Todos los que han pasado o están pasando por este camino saben que no se trata solo de estudiar, sino de gestionar una oleada constante de sensaciones, pensamientos y altibajos.

    El arranque

    Al comenzar todo es ganas, todo es energía. La idea de conseguir esa plaza soñada, de tener un trabajo estable y cumplir metas personales, llena de motivación. Las redes se llenan de planificaciones, rotuladores de colores, calendarios bonitos y frases como “¡Este es mi año! ¡Una plaza es mía!”. La ilusión manda, y aunque hay miedo, también hay esperanza.

    La rutina

    Y, entonces, con el paso de las semanas, los días, la monotonía, llega la odiada rutina. Estudiar todos los días, renunciar a planes y mantener la concentración es difícil. Aquí aparece el primer gran reto: la constancia y el hábito. Algunos días te sientes imparable, otros simplemente no puedes más; unos días te comes el mundo, otros días el mundo te come a ti.

    El bajón emocional

    Es inevitable: llegan las dudas, «¿seré capaz de conseguirlo?», y antes o después, en algún momento, llegan los bajones. Te preguntas si valdrá la pena, si estás estudiando bien, si deberías rendirte, si vales para esto. La ansiedad, la culpa por descansar, y la soledad aparecen con fuerza. Aquí es clave contar con apoyo emocional y estrategias para cuidar la salud mental.

    Los pequeños logros

    ¿Cómo superarlo? Dejándote estar mal pero sin parar de estudiar, y con conciencia de los logros, que aunque parezcan pequeños, la suma de todos ellos hace muy grande el trayecto del camino avanzado. Y, llegan esos momentos de luz: dominar un tema difícil, mejorar los simulacros, recibir el apoyo de alguien especial. Esas pequeñas victorias son la gasolina que mantiene viva la motivación.

    La recta final

    Cuando se acerca el examen, el cuerpo y la mente están al límite, la ansiedad, los nervios y la inseguridad aparecen con más fuerza. El cansancio físico y mental nos acompaña a cada momento. Los repasos, el insomnio, el miedo a olvidar lo estudiado… todo se mezcla. Pero también surge la capacidad de continuar a pesar del agotamiento.

    El día del examen

    Llega el gran día, con nervios, horas de sueño, agotamiento… Todas las emociones se mezclan: nervios, emoción, incertidumbre… Es el momento de confiar en todo lo trabajado, respirar hondo y darlo todo, saber que hemos dado lo mejor de nosotros en el camino hasta el examen. Porque, pase lo que pase, haber llegado hasta aquí ya es un logro enorme.

    Tip: No estás solo, y todo esto también pasará

    Opositar es mucho más que estudiar: es un viaje interior. Sí, suena cursi, pero es real.

    Opositar es un viaje interior. No solo memorizas leyes: te encuentras contigo.

    Te toca plantar cara a tus miedos, aunque den vértigo. Descubres hasta dónde puedes llegar… y que eres más fuerte de lo que creías. Empiezas a escucharte de verdad, sin tanto ruido de fuera. Aprendes a rodearte de gente que te suma, no que te drena. Y a poner límites sin culpa.

    No se trata solo de llegar, sino de quién eres cuando lo intentas.

    Y aunque parezca que estás solo, hay miles de personas sintiendo lo mismo. La clave está en resistir, tener claro el objetivo, saber que el camino es difícil para todos, apoyarse en otros, pedir ayuda cuando haga falta y nunca olvidar el «¿por qué comenzaste?.

    Y recuerda: ¡esto también pasará!

    Esto también pasará

    Hay días en que el cansancio te pesa más que los apuntes. Días en los que sientes que no avanzas, que todo cuesta, que estudiar duele. Días en los que te preguntas si vale la pena, si tú podrás, si lo lograrás.

    Descansa, que esto también pasará.

    Pasará el miedo, pasará la duda, pasará el agotamiento. Y lo que quedará será solo el contenido memorizado, tu constancia, tu fuerza y, la persona nueva que estás siendo mientras atraviesas este proceso.

    Repite cada día: ¡Lo voy a conseguir! Quizá me lleve más tiempo que a otros, pero es que yo tengo mis circunstancias propias, y eso me hace único.

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